El día en que Patxi se enfrentó al elefante blanco


«White elephant» es el término que usan ingleses y americanos para referirse a aquellas cosas muy originales que aunque en teoría tienen un altísimo valor, resulta imposible disfrutar de esa ganancia a la práctica. Aplica a cosas aparentemente muy valiosas que, en el fondo, no sirven para nada. El término viene de una historia sobre los reyes de Siam. Los muy cucos cuando tenían problemas con alguien -o manía- le regalaban un elefante de color blanco; el obsequiado como no podía sacar ningún beneficio del paquidermo (¿qué se puede hacer con un elefante blanco?), y estaba obligado a cuidar un presente del rey nada menos, acababa generalmente arruinado.

Hasta ahora la posibilidad de disponer del shale gas (gas pizarra o gas no convencional) europeo era algo muy parecido a un elefante blanco. Recordar que se trata de obtener gas natural a partir de la fractura hidráulica de yacimientos subterráneos de esquistos y pizarras impregnadas en gas (aquí un post anterior sobre el tema). El coste de extracción es muy bajo: los americanos lo extraen a unos 4-5 $/MBTU (aquí un paper sobre cómo les han ido las cosas), que son unos 10-12 €/MWh, menos de la mitad de lo que cuesta en Europa. En Estados Unidos el gas no convencional es el 20% de su consumo, con perspectivas de que sea el doble, pero no se explota en Europa. Es más: los que más saben de energía en Europa, los franceses, han dicho «no» en junio de 2011 a la extracción de gas pizarra de su subsuelo (allí le llaman gaz de schiste) sentando un precedente respecto del aprovechamiento del shale gas en Europa (aquí otro post previo sobre el tema). El potencial en Europa podría ser enorme: se estiman unos 624 tcf -trillion cubic feet- (en Estados Unidos habrían unos 825 tcf). Si pensamos que la demanda de gas natural en Europa en 2010 fue de unos 527 bcm, que equivalen a unos 18,6 tcf, está claro que alguien nos ha hecho un buen regalo. Un regalo energético con el que muy bien no sabemos qué hacer (como con el elefante blanco), mientras seguimos pagando el gas natural industrial a una media de 36 €/MWh.

La noticia que hace unos días llenaba la prensa generalista española era «España encuentra un yacimiento de gas natural equivalente al consumo de cinco años«. Parece que al sur de la provincia de Álava se habría descubierto un yacimiento de gas no convencional (no exactamente «gas natural») con un potencial equivalente de 5 años del consumo de toda España o 60 años de consumo del país vasco. 60 años. Brutal. El Lehendakari Patxi López ya se habría ido a ver el yacimiento que explota Devon Energy en Oklahoma para entender de qué va la cosa. Un día después de la visita, daban la noticia del yacimiento alavés. Ya hace un mes, un congreso en Bilbao sobre el tema también daba ideas de por donde podrían ir los tiros. La notica sería tremenda de poder aprovecharse el yacimiento a un coste razonable. Pero sería más destacada si cabe, pues los vascos se atreverían a lo que no se están atreviendo en otros muchos sitios de Europa.

Efectivamente, existen abundantes prospecciones de shale gas en Europa. La mayoría las lideran empresas petroleras internacionales. Cierto; hay prospecciones en Holanda (allí exploran los ingleses de Cuadrilla Resources, que también exploran en el Reino Unido), Austria (donde explora OMV), Alemania (donde explora Exxon), Rumanía (allí exploran Sterling Resources), Irlanda (explora Enegi Oil), Hungría (también explora Exxon tras comprar la mayoría de Falcon Oil & Gas), Bulgaría (allí explora Chevron) o Polonia (aquí exploran casi todos: los americanos de BNK Petroleum, los canadienses de Talisman Oil, los americanos de Marathon Oil junto con los alemanes de KCA DEUTAG, y los omnipresentes de Chevron a los que ayuda Halliburton, ConocoPhilips, Exxon…). Mucha perforación preliminar, pero por ahora ninguna extracción efectiva.

¿Y en España? Corría el año 1964 Chevron (aún se llamaban Texaco) encontró un pequeño yacimiento de petróleo al norte de Burgos. Llegó a extraer hasta 4.000 barriles al día. Ahora extrae unos 160 barriles al día. La cuestión es que le debía gustar la zona o algo así, porque siguió prospeccionando. Bueno, Chevron y otros, porque en la zona ubicada entre Vizcaya, Cantabria y Burgos han conseguido permisos casi todos: BNK Petroleum a través de Trofagás (empresa inicialmente de REPSOL) en la comarca de Merindades en Burgos, Realm Energy, Halliburton y por supuesto, Chevron. Incluso Gas Natural Fenosa podría estar estudiando en esa zona vía su filial Petroleum Oil&Gas (vaya garrulada de nombre). Pero, además de en el norte de España, existen prospecciones en otras muchas zonas del país, especialmente en el litoral. Efectivamente, Medoil, filial de la escocesa Cairn Energy, estaría explorando en la Albufera valenciana; los americanos de Shuepbach Energy investigan en Cádiz; REPSOL y CNWL filial de la canadiense Sherrit prospeccionan en la costa de Málaga; los ya comentados de Petroleum Oil&Gas estarían también en Aragón y Catalunya. El colectivo ecologista cántabro «Fractura Hidráulica NO» tiene un interesante blog, en el que va siguiendo la solicitud de prospecciones en cada zona; información muy actualizada y, a la vez, muy combativa.

Mucho ruido, pero ¿y nueces? Pedro Linares en su blog se planteaba hasta qué punto el Gobierno Vasco iba a avanzar en una iniciativa tan arriesgada, al menos en Europa. Lo cierto es que sobre la fractura hidráulica como método de extracción de gas no convencional (el «fracking») existe la sospecha de graves riesgos ambientales y para la salud pública. De hecho, en los Oscar de 2010 uno de los documentales candidatos al premio, «Gasland» se centraba en esa preocupación. El fracking precisa de la inyección de mucha agua (el 98-99% de lo que se inyecta), que puede rondar los 30.000 m3 por cada pozo de perforación. Además, se inyectan una serie de sustancias químicas adicionales que son las que producen la fractura. La polémica está en esos aditivos, en tanto muchos son individualmente tóxicas (aquí el informe de la EPA americana al respecto). Además, el hecho de que en la prospección se recupera del orden del 65% del agua inyectada con sus contaminantes, obliga al reciclado de la misma, lo que también origina sospechas. Eso si los abundantes acuíferos que se asocian al shale gas no se contaminan directamente.

Existe un informe del Parlamento Europeo de este mismo 2011 titulado «Impacts of shale gas and shale oil on the enviroment and on human health» que intenta evaluar el impacto ambiental del shale gas. Como en todo lo que hacemos los europeos, se moja lo justo. Dice en las conclusiones: «when sustainability is key to future operations it can be questioned whether the injection of toxic chemicals in the underground should be allowed, or whether it should be banned as such a practice would restrict or exclude any later use of the contaminated layer (e.g. for geothermal purposes) and as long-term effects are not investigated.«. Luego -además de proponer la redacción de una directiva, faltaría más- condiciona el uso de la técnica al reducido potencial que tendría la producción de gas convencional para Europa -según el informe- pues «the potential shale gas plays are too small to have a substantial impact on the European gas supply situation«. Si esa es la respuesta, no tengo muy clara cuál es la pregunta, pues Europa es dependiente en el 53,8% de su energía y el potencial del shale gas parece alto.

¿Puede darse un boom del shale gas en Europa? Los de Shell lo dudan. Yo también, si bien creo que se trataría de una gran oportunidad, a la que deberían incorporarse todas las restricciones ambientales que hiciesen falta. Como en todo. El hecho es que los americanos llevan más de 50.000 pozos y un historial de 40 años de experiencia desde el inicio del try-and-error, y aquí recién empezamos. Parece que en el País Vasco se lo van a tomar muy en serio. De hecho, la sociedad SHESA (Sociedad de Hidrocarburos de Euskadi, S.A.) participa con un 42% en la sociedad que explotaría los yacimientos en Álava junto con HEYCO y Cambria Europe. En otras palabras, es el mismo Patxi que da los permisos el Patxi que va a extraer el gas. Cuando surgen ya colectivos ecologistas «fractura no», donde el proteccionismo ya ha encontrado un espacio como en Francia, extrañaría una posición tan pionera… ¿Patxi contra el elefante blanco?  No sé porqué tengo la impresión de que las primeras extracciones de shale gas en Europa se van a dar en los países del Este, en España alguna también o incluso más. ¿Y en Alemania, Francia o Austria? Ni una. Al tiempo.

Acerca de David Ruyet

David Ruyet (Barcelona, 1970) has 25 years of proven experience within the renewable energy industry in Europe and South America. Graduated as industrial engineer with a specialization in nuclear energy in 1997, holds an MBA from ESADE Business School. He is also about to present his dissertation to receive a doctorate degree in economy in Spain. Blogging at www.davidruyet.net is an opportunity to share opinions on current issues related to energy energy and the economy.
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7 respuestas a El día en que Patxi se enfrentó al elefante blanco

  1. diego dlv dijo:

    Este video (en/sub fr) en 7 partes lo dice casi todo:
    http://www.dailymotion.com/video/xg7g0q_danger-gaz-de-schiste-1-7-doc-choc_webcam
    Sólo añadir que, donde el interés y la especulación pone la mano, lo humano, lo natural sufre las consecuencias.
    Gracias por el artículo.
    Saludos.

    • David Ruyet dijo:

      Diego, muchas gracias por su comentario y su link. Es un debate muy interesante el que se plantea con el gas pizarra. ¿Podemos renunciar a esa fuente de energía «menos sucia» pero autóctona? ¿A cambio de qué? ¿Y si no lo hacemos? Gracias de nuevo por su aporte.

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  4. Muy interesante el articulo, me ha sido de mucha utilidad. Los elefantes raros son extremadamente raros, en la antigua Indochina de practica budista eran un simbolo muy apreciado. Tan apreciado que no se les podia hacer trabajar duramente como el resto de los elefantes. Un elefante normal era y todavia es una herramienta de prosperidad muy útil.

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