Bienvenida al bebé 7.000.000.000 de parte del 3.676.665.631 (que soy yo)


Que en Naciones Unidas hay -al menos- un cachondo suelto está claro. La noche del 31 de octubre de 2011 es la fecha en la que se espera al terrícola número 7.000.000.000. O en sus propias palabras del 26 de octubre: «In five days, world population is projected to reach 7 billion» (en realidad del Fondo de Población, el UNFPA).  Si bien el número es pura proyección estadística, (en realidad nadie sabe si llegaremos este año o no a los 7 mil millones) y ni la misma ONU se lo cree, que se haya hecho coincidir una fecha tan significativa con la noche de Halloween tiene su guasa. Halloween es la noche de las brujas, duendes, fantasmas y demonios de los anglosajones, y hacerlo coincidir con un hito demográfico que, además, a muchos les parece terrorífico… Siempre pensamos que el siguiente millardo será el último. Pues nada, bienvenido.

no-se-sabe-muy-bien-quién ha decidido que una niña filipina, Danica May Camacho, tenga el honor de ser la persona 7.000.000.000 del planeta. Bueno en eso también hay lío pues un niño ruso que se llama Piotr, y otra niña india que también quieren ese honor. Hace 12 años, la persona designada como 6.000.000.000 fue el bosnio Adnan Mevic, nacido en Sarajevo el 12 de octubre de 1999 y al que «apadrinó» Kofi Annan con lo que el lío fue algo menor (aquí se han dedicado a ver cómo le ha ido; no muy bien por cierto). No obstante, si usted quiere saber qué número tiene, puede entrar en el aplicativo de la BBC «Siete mil millones… y usted, ¿sabe qué número es?». Es British humour total; a mí me ha tocado el bonito ordinal 3.676.665.631.

Lo cierto es que llevamos un carrerón demográfico. Desde 1800 la humanidad se habría multiplicado por 7. En 1960 llegó el 3.000 millones, y en 1974 el cuatro mil. La cifra que me quedó de mi EGB, allí por los 80, era la del cinco mil millones; en 1999, llegó el seis mil y, así, hasta hoy. Aunque ya se va viendo que cada nuevo millardo llega antes… En otras palabras, en unos cincuenta años hemos doblado la población de la tierra. ¿Hasta dónde? Las proyecciones de la ONU establecen tres escenarios de posible crecimiento que para el 2100 (o sea el planeta en el que vivirán mis nietos) varían entre 15.000 millones (pesimista y tendencial) y 6.000 millones (optimista). De hecho, con la magna efeméride esta, el UNFPA ha publicado el informe «Estado de la población mundial 2011« con el subtítulo «7 mil millones de personas. Su mundo, sus posibilidades«. ¿Comentarios? En algún caso, casi más bien paradojas:

– A excepción de Asia y Africa, el resto de continentes han estabilizado su crecimiento (tasa de 1,1% anual). A pesar de ello, cada año hay 86 millones de habitantes más (igual que la población toda Alemania).

– Las tasas de fecundidad han descendido mucho: desde 6 a 2,5. Pero la mortandad infantil también se ha reducido: de 133 por mil a 46 por mil desde 1950 a 2010.

– Las mayores tasas de natalidad está en el África subsahariana, América Latina, el Caribe y el Sudeste Asiático. Del orden del 4,2 de media frente al 1,7 de los más desarrollados.

– El nivel de reemplazo (hijos necesarios para relevar a los padres) es de 2,1.

– El 43% de la población mundial tiene menos de 25 años. De esos, 1.200 millones tienen entre 10 y 19 años, aunque el ratio se estrecha. ¡Ah! el 13% está en paro y el 50% trabaja.

– Si hoy tenemos a 893 millones de personas de más de 60 años, en el 2050 esa cantidad será de 2.400 millones. La tercera parte del planeta será muy vieja (mi generación).

– Hay unos 214 millones de inmigrantes fuera de su país de origen. En China habrían 260 millones fuera de su provincia natal. EEUU, Rusia y Alemania son los que más migrantes acogen; China, India y Filipinas los que más envían.

– El 26% vive con menos de 1,25 dólares americanos al día.

Por tanto, primera sorpresa: las tasas de fecundidad se han reducido. Cada vez hay una tasa menor de natalidad, aunque son muy desiguales por regiones. Cierto; el gráfico de la OMS indica los previsibles crecimientos de nueva población en los próximos años: Caribe, Centroamérica, zonas de Sudamérica, algunas zonas del Sudeste asiático y Oriente Medio, pero sobretodo África, que en 20 años puede doblar su población. Puro escenario tendencial. Y es evidente que una mayor población genera mayor presión sobre los recursos agrícolas: sobrexplotación de agua dulce (80% del total), desforestación, pérdida de biodiversidad, contaminación de aire, suelos y agua… Eso sin contar los energéticos. ¿Hacia donde dirigirnos para reducir esa presión sobre el planeta?

Igualar rentas:  hay una clara relación entre renta y natalidad como primer factor asociado a la fecundidad. Dándole una vuelta de tuerca al concepto, se trata más bien complejidad en el rol social que no ingresos un elemento clave para una menor natalidad. Estar muy liado implica tener menos ganas de niños, vaya. Cierto; disponer de mayor renta implica ponderar el papel entre madre y consumidora, además de asociarse a un mayor rol social. Igualmente una mayor prole se asocia en muchos casos a menor nivel social, sobretodo en las economías occidentales.

Colonizar la luna u otros planetas: suena bien, pero no tenemos tiempo y tampoco dedicamos mucho dinero a eso.

Educar a la mujer: esta es, sin duda, la clave. Sin embargo, hoy en día aún hay demasiadas mujeres que son rehenes de sus padres o maridos. Desarrollar los derechos de la mujer a escala global es una pieza clave para el control de la natalidad. Aquí un interesante paper de Jenicek al respecto. Y es que mayor educación de la mujer implica matrimonios más tardíos, reducción de la lactancia, mayor participación en la sociedad.

Planificación familiar: o en otras palabras, familias pequeñas y equilibradas (el 2,1). Ello implica la educación, información y acceso a contraceptivos. Y se trata más de evitar embarazos adolescentes o no deseados, o poco espaciados. De hecho, UNICEF calcula que el 20% de los embarazos son no deseados. No se trata de limitar sino de permitir escoger.

Religión: menor religiosidad también se asocia a menor fecundidad: las sociedades seculares tienen menos hijos. Aquí un paper que compara las mayores tasas de natalidad entre norteaméricanos (más religiosos) y los europeos (menos religiosos), aunque hay multiples ejemplos, sobretodo con grupos muy religiosos. Por ejemplo, los ortodoxos piensan en familias con menores hijos que protestantes o católicos. De hecho, la religiosidad entendida como práctica religiosa -asistencia a misa, por ejemplo- implica mayor natalidad que en los seculares.

Programas estatales de control de la población: es conocida la política de hijo único de China de los años 80 (que derivará en unos 30 años en un importante envejecimiento de su población), pero hay ejemplos muy interesantes como el de Irán. Un país islamista que en los 60 adoptó medidas del control de la población, que luego Jomeini desconvocó y que en 1993 con Rafjsanjani volvieron a implantar con un «two is enough«, con un relevante rol de la mujer, medidas de contracepción y campañas informativas. ¿Resultado? Pasaron de 6,5 hijos a algo más de 2. Ahora, el chalado ese de Ahmadineyad quiere volver a los 6 hijos.

Guerras: parece evidente que las guerras mundiales no se consideran en un escenario global. Las relaciones comerciales han tomado la máxima prioridad, y fuera de algunos conflictos regionales o muy locales, no se vislumbra una reducción súbita de la población a razón de cientos de millones de personas como durante el siglo XX. El conflicto del futuro se parecerá más al cyberterrorismo que no a la invasión por tierra, mar y aire.

Otros: hay muchos factores que correlacionan con la fertilidad. Por ejemplo, la densidad de población: sociedades densas tienen menos niños (por ejemplo, Hong Kong o Singapur) y más problemas. Sociedades urbanas tienen menor tasa de natalidad que las rurales. Otro factor es la progresiva mala calidad del semen en los varones.

¿Cuánta gente puede soportar el planeta? No se trata tanto de  pensar en la parábola Malthusiana del crack de los recursos, sino en cómo queremos vivir los que estamos en el planeta. Si pensamos que de los 7 mil millones actuales, mil viven crónicamente en el hambre y la malnutrición es evidente que para estos ya se ha cumplido la profecía de Malthus. Por tanto, se trata de establecer unos límites poblaciones que estén correctamente asociados a los de la racionalidad en el uso y emisión de materias primas, recursos agrícolas, agua, pérdida de biodiversidad, polución, contaminación de mares y océanos, concentración de CO2, nitrógeno, fósforo, aerosoles, ozono,… En otras palabras, no se trata de establecer un número óptimo de personas sino una correcta gestión de impactos sobre el planeta. Bienvenido/a 7.000.000.000, y que cumplas muchos más.

Acerca de David Ruyet

David Ruyet (Barcelona, 1970) has 25 years of proven experience within the renewable energy industry in Europe and South America. Graduated as industrial engineer with a specialization in nuclear energy in 1997, holds an MBA from ESADE Business School. He is also about to present his dissertation to receive a doctorate degree in economy in Spain. Blogging at www.davidruyet.net is an opportunity to share opinions on current issues related to energy energy and the economy.
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