La bombilla, la elefanta, el asesino y la curiosa guerra de las corrientes


El 31 de diciembre de 1879 Thomas Alva Edison presentaba al mundo la primera bombilla eléctrica. Un filamento que, dentro de una campana de vidrio al vacío, se ponía incandescente al ser alimentado por un motor de corriente continua. Edison, con cierto olfato para eso del marketingpresentaba su invento en la nochevieja de 1879 en New Jersey, en su laboratorio de Menlo Park (hoy museo). Llegaba así la luz eléctrica, revolucionando el mundo. En realidad, el mérito de Edison no fue inventar la bombilla (que inventó el químico inglés Sir Humphry Davy en 1802) sino encontrar el material adecuado para que el filamento no se fundiese al poco de encender. El 21 de octubre de 1879 la bombilla de Edison conseguía 48 horas seguidas de luz, y el 27 de enero de 1880 le concedían la patente nº 223.898 para su “electric lamp”. Si bien no fue un artilugio totalmente atribuible a Edison, lo cierto es que nadie le ha ganado aún como inventor: patentó hasta 1.093 inventos. Unos 1.093 más que yo, vaya. Casi ná.

Pero la bombilla eléctrica necesitaba electricidad. Así que en 1882, Edison instalaba la primera planta generadora eléctrica de la historia en Pearl Street, en pleno distrito financiero de Wall Street. Edison se convertía así en suministrador de electricidad mediante las famosas “Jumbo Dynamo” de 100 kW (o de suministro equivalente para unas 1.200 bombillas) de corriente directa. Entonces la Pearl Street Station suministraba a 400 bombillas y 85 clientes. Un par de años más tarde, se instalaron motores de vapor que proporcionaban la fuerza motriz a las dinamos que, a su vez, producían corriente continua (al poco llegaría la turbina de Parsons). Pero el suministro se realizaba siempre en corriente continua (DC); es decir, con un único flujo continuo de electrones entre dos potenciales eléctricos diferentes. Como en una pila, vaya. Si piensa que la tensión de generación en DC eran 100 voltios, pues ya se puede imaginar las enormes pérdidas que tenía el negocio. Ya sabe: a menor tensión, mayores pérdidas eléctricas. Así que a Edison no le salía a cuenta tener un cliente, pongamos, a 400 metros de Pearl Street.

Y ahí que apareció en la historia Nikola Tesla: un serbio genial que había llegado a Nueva York en 1884 y que empezó a trabajar con Edison. Consciente de las limitaciones de la DC, Tesla propuso el uso de la corriente alterna (AC). La leyenda dice que Tesla imaginó en un paseo en 1887 el sistema polifásico de tensiones alternas de la AC (basado en las ideas de Hopkinson). Pero Edison sufría del famoso síndrome de “cualquier solución es buena mientras sea mía”. Ya sabe: solemos despreciar las ideas ajenas. Así que el genio de Edison chocó con el genio de Tesla, y Edison empezó a intentar justificar el no utilizar la AC, y sí la DC. Como el suministro en AC se realizaba con fases, y las tensiones eran más elevadas, un operario se electrocutó en las pruebas, muriendo. Y ahí Edison vio su oportunidad. “Esto es un peligro”. Adiós AC. O no. La cabezonería de Edison fue una suerte para George Westinghouse, que compró a Tesla todas sus patentes en 1888. La compañía de Westinghouse era la principal competidora de la General Electric Co. (igual le suena eso de GE…), compañía surgida de la fusión de la Edison Light Co, con la British Thomson-Houston años antes. Pero el invento de la AC ahora gozaba de capital. A Tesla se le caían los lagrimones.

Pero Edison no se quedó parado. Sabedor del poder del marketing inició una campaña publicitaria para hundir a la AC. Así que, ni corto ni perezoso, empezó a electrocutar animales para demostrar sus peligros: 50 perros y gatos, una vaca y un caballo fueron fritos en sus ansias de desprestigiar la AC. Pero la guinda llegó cuando Edison convenció a la Asamblea de Nueva York de que un generador de AC sería ideal para… ajusticiar a personas. El primer ejecutado con silla eléctrica, William Kemmler, en 1890 debió la gracia a Edison y a uno de sus ingenieros, Harold Brown, que diseñó el aparato. Kemmler (que mató a su amante con un hacha) fue literalmente cocido al no usarse suficiente tensión (sólo 2.000 voltios). Las crónicas cuentan que le empezó a salir humo de la cabeza y a oler a pollo frito, y que le tuvieron que dar dos descargas. Dantesco. Los diarios titularon “Kemmler Westinghoused”… lo que hizo partirse de risa a Edison. Westinghouse (otro cachondo) declaró que habría sido mejor matarle de un hachazo. Era la guerra. Pero lo cierto es que la AC era mejor hasta para electrocutar a alguien. De hecho, en 1903, Edison llegó a freir a una elefanta llamada Topsy con 6.600 voltios y a filmarlo todo en Coney Island, ante 1.500 hooligans enloquecidos. Debió ser la primera snuff movie de la historia. Qué tipo el tal Edison. Qué mala leche.

Pero la tecnología suele ser tozuda. Más tarde o más temprano se adoptan las soluciones más eficientes. Y llegó ese momento con… un concurso. En la Exposición Colombina de Chicago de 1893 (en honor de Cristobal Colón) Westinghouse se llevó el contrato para la iluminación de la Feria… por la mitad del precio que ofertó General Electric y con un sistema de generación polifásico de 11.000 kW. La puntilla final se la puso Tesla en el concurso de la Niagara Falls Power Company. En 1896 consiguió suministrar a la ciudad de Buffalo con electricidad, situada a unos 32 kilómetros de distancia. La Westinghouse Electric Co. instalaba unos generadores en AC a 25 Hz, accionados por la potencia hidroeléctrica de las cataratas del Niágara, basados en la patente de Tesla y con su nombre en las placas de los alternadores. Tesla de debió de descojonar del todo al saber que General Electric construyó las líneas eléctricas de distribución según… las patentes del propio Tesla. Toma castaña. Pero es que, en realidad, Edison siempre tuvo las de perder; aunque fuera acercando la generación al consumo, no podía competir con las ventajas de la AC frente a la DC. Igual por eso se desfogó unos año después friendo a la pobre Topsy. Quién sabe. La guerra se había acabado.

Esa guerra que inició la bombilla incandescente ya es historia… como la propia bombilla. En 2009, la Directiva 2009/125/E1 de la Unión Europea establecía un plazo para que en los estados miembros se dejase de fabricar y comercializar bombillas incandescentes. Ese plazo se cumple… ¡hoy, 1 de septiembre de 2012! Pues sí. Desde hoy se dejan de fabricar en Europa las bombillas incandescentes de 40 W y 25 W. El 1 de septiembre de 2009 ya se prohibieron las de más de 100 W; justo un año siguiente las de 75 W, y ese mismo día  del año pasado las de 60 W. Adiós a esos ineficientes y calurosos filamentos. Las antiguas bombillas de incandescencia se sustituyen desde hace años por opciones más eficientes, como las feísimas lámparas fluorescentes compactas y las basadas en las tecnologías LED. Esto me ha hecho recordar la historia de la primera bombilla, la guerra de la corriente continua y la alterna, y los guantazos entre Edison y Westinghouse. Y algo de eso cuento en mis clases de “Generación distribuida” en IQS. Para entender la electrotecnia es útil recurrir a la historia (y los culebrones). Eso sí, creo que en pocos años nadie sabrá de qué hablo con eso de «bombilla» y según cómo, ni de Edison…

Acerca de David Ruyet

David Ruyet (Barcelona, 1970) has 25 years of proven experience within the renewable energy industry in Europe and South America. Graduated as industrial engineer with a specialization in nuclear energy in 1997, holds an MBA from ESADE Business School. He is also about to present his dissertation to receive a doctorate degree in economy in Spain. Blogging at www.davidruyet.net is an opportunity to share opinions on current issues related to energy energy and the economy.
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10 respuestas a La bombilla, la elefanta, el asesino y la curiosa guerra de las corrientes

  1. Enrique L. Caso Alonso dijo:

    A mi me recuerda a las titánicas luchas de la luz entre la bombilla y las compañías del gas por iluminar las calles, la gano la bombilla pero en muchos sitios (Londres) se mantuvo largo tiempo la luz de gas.
    Un Saludo

  2. Todavía hay Luz de Gas en Londres, por ejemplo en ciertos parques como Green Park, en Covent Garden y en el Palacio de Buckingham.
    http://www.urban75.org/london/london-gas-lamps-and-gaslighting.html

    Y trabaja bastante gente en el mantenimiento de estas preciosas luces.
    El Museum of Oxford, Natural History, aunque ya no está iluminado por gas lo estuvo y se conservan los picos, como unos aros colgando del techo con picos de gas, muy lindos de notar.

  3. Fleischman dijo:

    Bueno, mientras las sigan fabricando en China… 😀

    «Un ingeniero y su cuñado han encontrado una manera legal de importar y distribuir bombillas incandescentes de 75 a 100 W (“Heatballs” las llaman) mediante su producción en China, para luego venderlas como “pequeños aparatos de calefacción” en tierras europeas. Estudiaron la legislación de la UE y se dieron cuenta que, debido a que las viejas bombillas incandescentes producen más calor que luz, podrían utilizar este hecho para venderlas legalmente como pequeños radiadores. Las primeras 4.000 unidades puestas a la venta se agotaron en 3 días.»

    • Hay dos aspectos, si la idea es tener bombilla burlando la legislación, pues eso. Pero como calentador la bombilla no es buena idea, porque está a alta temperatura concentrada en un pequeño objeto a peor en el techo, mientras que un radiador de la misma, pequeña, potencia -100 W- pero mayor superficie calienta el ambiente mucho mejor. Dicho esto, YO he usado una bombilla para calentar mi dormitorio -fallaba la calefacción central- pero puse la lámpara en el suelo sin pantalla ni nada para lograr la mejor circulación posible de aire. Es lento pero funciona.

  4. Pingback: Samuel Insull, el tipo que se inventó las compañías eléctricas | el blog de David Ruyet

  5. Magda dijo:

    Este post me ha recordado a una serie documental, de tres capítulos muy instructivos y entretenidos a la vez. Creo que se llaman «La historia de la electricidad». Personalmente, me llamaron la atención, la primera pila, el «Frankenstein real», y la vida de Tesla… Lo recomiendo.

    • David Ruyet dijo:

      Garcias Magda por su comentario. Supongo que con lo del «Frankenstein real» se refiere a los experimentos que Galvani empezó con ranas, y que otros acabaron con cadáveres, que buscaban revivir a los muertos con electricidad. Igual un día me animo a escribir sobre esos, Muchas gracias por seguir este blog.

  6. Gabriel Rodriguez dijo:

    Es muy buena la historia real no, la q nos cuentan. Mucha gente solo conoce a Edison ylo vinculan con la electricidad en general. Y desconosen a Nikola Tesla, un inventor fantastico.

    Y por cierto fue mejor siempre el tubo fluorecente.

  7. Patricio dijo:

    Si como no dejar un comentario y sobre todo ese desgraciado de Thomas Edison matando esos seres que llegaron a sus manos,espero que este comodo donde se encuentre(el infierno o electrocutado en su propia verguenza),sin mas que decir que se pudra.

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