Teorías del colapso energético (VI): la identidad de Kaya


Mejor acceso a la energía me permite vivir con más calidad; vivir mejor, me permite multiplicarme; multiplicarme me obliga a crecer; para crecer más, en un planeta de recursos finitos, debo ser más eficiente. Pero si no soy eficiente, sobreexploto los recursos; si acabo con los recursos, no crezco más; si no crezco, tengo que hacer más con menos; con la escasez, empeoran las condiciones de vida; y si empeoro las condiciones de vida, vamos a ser menos. Montaña rusa. Qué miedo.

¿Cómo ligar todo esto? Pues a Yoichi Kaya no sólo se le ocurrió el cómo sino que, además, ideó una fórmula básica, elemental, simple y, por todo ello, perfecta. Es la conocidísima Identidad de Kaya, que liga población, consumo y eficiencia en los recursos, es decir todos los factores económicos, energéticos y ambientales que influyen en las emisiones de carbono a la atmósfera. Algo tan complejo y, a la vez, tan minimalista tenía que ser japonés. Se puede encontrar en el libro Environment, Energy, and Economy: strategies for sustainability del lejano 1993 (en realidad, un compendio de charlas y conferencias en Naciones Unidas de diferentes personas y, además, científicos), coordinado por Kaya y su colega Keiichi Yokobori. Le bastan 8 páginas a Kaya, en el capítulo 4, para describir su idea, que tiene esta pinta:

Jugueteemos con la fórmula (no una teoría del colapso, pero sí una buena herramienta). Los modernazos del Wired, tienen un divertidísimo calculador online de la identidad aquí. Para ver los efectos sólo hay que deslizar las pestañas de colores. Eso, sí: hay que pensar que cada pequeño movimiento a izquierda o derecha implica enormes cambios estructurales y socioeconómicos. Los resultados saltan a la vista en el simulador: si te pasas, el planeta se pone colorao. David Archer, de la Universidad de Chicago tiene un simulador más perfeccionado, que permite evaluar escenarios de cambio climático. Archer es un químico experto en océanos y en análisis computacional, que inició unos interesantes trabajos en el tema, primero desarrollados para dar una clase y luego recogidos en su trabajo «Global Warming: Understanding the Forecast«.

¿Por qué es tan interesante? Permite identificar rápidamente dónde actuar, por ejemplo, con políticas de impulso de tecnologías low carbon. Si desagregamos la fórmula tenemos a la población mundial (P), para la que deseamos un determinado nivel de vida, evaluado como PIB per cápita (g): es decir, el qué. Luego está el cómo: la intensidad energética (e) para obtener el PIB, en otras palabras el rendimiento de nuestro sistema productivo, así como el factor de emisión (f), o sea la capacidad de ser una economía low carbon o no (emisiones del consumo energético). La EIA americana publica en el «International Energy Outlook» de 2010 (aquí el resumen) un análisis sobre el tendencial de los factores de la identidad de Kaya. Lo normaliza a 1 en 2007 para poder evaluar los elementales desagregados. Ese huso divergente no tiene buena pinta.

Actuar sobre el  factor f a partir de reducciones del 3-4% anual nos permitirían estabilizar las emisiones en 350-400 ppm lo que equivaldría a unos +2ºC (así lo indican varios autores como Hofferd et al. o Kawase y Matsuoka o Galiana y Green). Tampoco es tan complejo. Bajo este planteamiento (desarrollo tecnológico) podríamos ser capaces de dar la vuelta a la identidad, como en una imaginaria llave de judo, donde  mayor eficiencia (f) y mayor ahorro (e), reducirían las emisiones. Pero hay que recordar que estabilización quiere decir exactamente eso: mantener  las emisiones constantes, aún hará sentir los efectos del calentamiento global una temporada.

Los trabajos de Rosenfeld y Wilson también evalúan, a partir de la identidad de Kaya, el valor de energía libre de carbono necesaria para mantener estables los niveles de carbono; para ellos una reducción de un 4% anual nos permitiría conseguir en 2100 hasta 3 TWh libres de carbono de  los 12-13 TWh anuales de consumo. Hay interesantes precedentes: desde 1860, en Estados Unidos, se habría ido reduciendo un 1% anual la intensidad energética, según Rosenfeld. No está mal. Rosenfeld recuerda que no sólo se trata de ser eficiente (la f de Kaya): hay también que ahorrar (la e de Kaya). Ser más eficiente puede ser perverso como ya nos descubrió Jevons en el siglo XIX.

En 1968, Paul Ehrlich y su señora Anne publicaron un best seller mundial «The Population Bomb«, que preveía el colapso de la civilización entre 1970 y 1980 a partir de los habituales escenarios tendenciales neo-malthussianos de colapso por superpoblación. Está claro que no acertaron. No se dan por vencidos, y cada diez años dicen que eso pasará en los próximos diez. Pues Rosenfeld y Wilson (para dejar claro que hay que ser riguroso, metódico y que, en el fondo, hay que mantener siempre la esperanza) llaman a su hipótesis «The Conservation Bomb«. Ehrlich Inc., chúpate ésta y vuelve por otra. Si se quiere, se puede. A ver si es verdad.

Acerca de David Ruyet

David Ruyet (Barcelona, 1970) has 25 years of proven experience within the renewable energy industry in Europe and South America. Graduated as industrial engineer with a specialization in nuclear energy in 1997, holds an MBA from ESADE Business School. He is also about to present his dissertation to receive a doctorate degree in economy in Spain. Blogging at www.davidruyet.net is an opportunity to share opinions on current issues related to energy energy and the economy.
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