Sobrevivir en la era de los picos: también hay un «peak fish»


Si conoce las típicas características del proceso de agotamiento de los recursos naturales o, por ejemplo, ha seguido los diferentes post que se han publicado en este blog sobre el «peak oil» (como esteeste o este), le resultará familiar la forma de campana que toma la curva de la capturas mundiales de peces y especies marinas entre 1950 y 2005. Es lo que se llama «Fish Peak«. En otras palabras, se estarían agotando los caladeros marinos de pesca que llegan a sus picos de capturas. Las poco más de 16 millones de toneladas de 1950, llegaron a un pico máximo de capturas de 87.7 millones en 1996. Luego empezó el plateau que anuncia el declive, con unos 80 millones de toneladas capturadas en 2006, valor que -más o menos- se mantiene hasta hoy. En el gráfico de abajo verá en azul (marino, por supuesto) las capturas en mares y océanos, y en grana en ríos, lagos y marismas que aumentan algo ese valor: unos 10 millones de toneladas anuales (entre un 10 y un 15 por ciento del total).

Ahí verá dos grandes subidas: una en los años 60-70 y otra a mediados-finales de los 80. En la primera, la causa fue tecnológica: las mejoras en la propulsión marina permitían aumentar la velocidad y autonomía de las embarcaciones, y así pescar más y más lejos. En la segunda, fue administrativa: las áreas jurisdiccionales marinas de los países pasaron de 12 a 200 millas náuticas, y se establecieron áreas de exclusividad económica marinas (EEZ). Ello fue un incentivo para sobreexplotar los mejores caladeros de pesca, por parte de los enormes buques factoría que congelan directamente la captura en alta mar, como nos contaba el maestro Antonio Cerrillo en La Vanguardia hace unos días. Sobrecapturar colapsa la capacidad de recuperación del caladero; luego, llega el inevitable peak (que llegó en 2000, no se equivoque) y, tras él, la disminución drástica de capturas. Eso ya ha pasado en el norte, centro y sudeste del Atlántico, en el Mediterráneo y el Mar Negro y en el sudoeste del Pacífico según el informe de la FAO de 2011 «Review of the State of World Marine Fisheries«. En otras zonas aún se crece. Poco, pero se crece.

Igual recuerda el conflicto del fletán entre Canadá y España en 1995. Cuando la flota pesquera gallega se metió en la EEZ canadiense de Terranova a pescar el fletán (de hecho, un pescado bastante malo, que se parece al lenguado pero sólo en el color), ésta preparó la declaración de guerra a España… Es algo muy serio esto de la pesca: de ella viven en el mundo –según el «Green Economy Report» de Naciones Unidas– unos 500 millones de personas de forma indirecta (170 millones directamente y, de estos, el 30% con pequeños botes de pesca). Además, 1.000 millones sólo toman como proteínas las del pescado. Sólo China consumió el 36% del total de las capturas de pescado en 1997, lejos del reducido 11% de 1976. Son elementos que introducen enorme presión en los ecosistemas marinos (y tambien políticos, porqué no decirlo). Es un tema tan obvio que Achim Steiner -el jefe del PNUMA- denunciaba la situación en Rio+20 sin ningún tipo de complejo.

Pero ¿Tiene remedio esto del «peak fish«? La publicación en 2003 del artículo en Nature de Myers y Worm donde denunciaba el agotamiento del 80% de la biomasa pesquera de grandes peces (tiburones, atunes…) desde 1986 (es decir, desde las EEZ a 200 millas y la consolidación del modelo de la pesca industrial), ha seguido en una tendencia imparable. Ese proceso se ha dado no sólo en las costas sino en todo el océano mundial. En 2006, Worm publicó otro artículo -esta vez en Science– con una predicción escalofriante: en 2048 las capturas -de seguirse con el modelo actual- serían prácticamente nulas (es el gráfico de arriba). Una especie colapsa cuando produce menos del 10% de capturas de su potencial anterior. Pues Worm detectaba que el 30% de las especies de pesca ya estaban en esa situación…  y muchos estudios similares apuntan en esa misma dirección. Sin embargo, hay una puerta a la esperanza: los fondos marinos tienen una elevada capacidad de recuperación si se establecen cierres temporales suficientes de caladeros.

Estos trabajos fueron la base en 2010 del documental «The End of the Line» (bueno, y también es una canción de Metallica…), basado en el libro de idéntico título de Charles Clover, un periodista del Telegraph, acerca de la sobrepesca. Con esto del «peak fish» ha pasado como con el cambio climático: se conocía desde hace mucho, pero sólo desde hace pocos años empezó a preocupar.

¿Qué debe hacerse? tomar una serie de medidas simples, que se realimentan entre ellas: reducir los límites de captura para las especies sobreexplotadas; establecer incentivos económicos para la conservación; obligar a utilizar artes de pesca más selectivas, apostar de forma decidida por la acuacultura (que ya es el 38% del total de la pesca consumida en el mundo) y establecer la zonificación de los océanos en las áreas de pesca explotadas y explotadas. Sin embargo, es un problema muy complejo donde, a menudo, las mayores reticencias a las vedas biológicas las establecen… los gobiernos de los países. Y es que los gobiernos dedican cada año unos 35 mil millones de dólares a subvencionar a las flotas pesqueras (más o menos el 20-25% de lo que cuestan las capturas en el mercado). Se trata de muchos votos en un sector muy beligerante.

Además, cuando se cierra un caladero (como, por ejemplo, el reciente de la anchoa en el mar Cantábrico a pesqueros franceses y españoles), al instante se denuncian los empleos en riesgo, el posible cierre de empresas, y los cientos o miles de familias afectadas (como por ejemplo, nos cuentan aquí). Da igual que los sindicatos lo apoyen. Casos como el de la caballa son paradigmáticos. Es ese tipo de miopía (donde se ven las cosas bien de cerca, pero mal de lejos; sobre todo con el tiempo…) que también se da en otros frentes (llámese carbón, industria discográfica…). Son esos sectores donde se han producido cambios de entorno evidentes (ambientales, culturales, tecnológicos, climatológicos…), pero la industria lucha por mantener el business as usual como sea. Y piense que, en este escenario, la acuacultura (en inglés, fish farming) será una de las principales actividades económicas y de mayor recorrido en el sector alimentario. Nutreco, Marine Harvest y Tyson Foods, son sólo tres compañías líderes en este sector que crecen al +10% anual.

Pero la gran dificultad -porque el riesgo sobre la biodiversidad marina y sus afectaciones sobre la cadena trófica siguen- es la que ya Garret Hardin explicaba en 1968 en su famoso artículo en Science, «The Tragedy of Commons» y la cosa no ha cambiado: es muy difícil conseguir la cooperación cuando existe el libre acceso a los recursos. Siempre existe un incentivo para actuar por tu cuenta (pescar mientras los otros respetan las moratorias de pesca). Para eso están multas y cuotas; si no, el incentivo para sobrepescar es evidente. Es la búsqueda absurdamente racional (pues es puro coste-beneficio) del bien propio frente al común, incluso matando la gallina de los huevos de oro. Y ahí da igual que hablemos de bosques, petróleo, minerales, pastos o peces. Recordemos lo que decía Hardin hace 44 años: “cuando un individuo da rienda suelta a sus intereses particulares en una situación de bienes comunes, asumiendo que su conducta es natural y racional, el resultado es la ruina de todos”. Pues tan fácil y, a la vez, tan difícil como eso.

Acerca de David Ruyet

David Ruyet (Barcelona, 1970) has 25 years of proven experience within the renewable energy industry in Europe and South America. Graduated as industrial engineer with a specialization in nuclear energy in 1997, holds an MBA from ESADE Business School. He is also about to present his dissertation to receive a doctorate degree in economy in Spain. Blogging at www.davidruyet.net is an opportunity to share opinions on current issues related to energy energy and the economy.
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5 respuestas a Sobrevivir en la era de los picos: también hay un «peak fish»

  1. Juan Carlos dijo:

    Muy buen post David Ruyet, sólo faltó tratar el tema de la pesca de arrastre que destroza el ecosistema marino y arruina la economía sostenible de los pescadores artesanales. El BAU apuesta fuerte por la pesca de arrastre, otra razón que explica el peak fish.

    Un saludo

    • David Ruyet dijo:

      Gracias, Juan Carlos, por su comentario. Es cierto. Además del efecto macro de los grandes buques factoría de a pesca industrial algunas de las artes que utlizan son muy agresivas con los fondos marinos. Gracias por comentar y por seguir este blog.

  2. Hola David:

    Creo que hay un error en el link que he recibido por email, me manda a una página diferente.

    «No encontrado

    Lo sentimos, pero no podemos encontrar lo que estás buscando. Quizás la búsqueda te ayudará.» La dirección de la página:

    Sobrevivir en la era de los picos: también hay un «peak fish»

    Un saludo.
    Umberto

    • David Ruyet dijo:

      No entiendo porqué. A mí me ha funcionado. Igual es por la fecha. Fíjese Umberto que el post lo he publicado hoy (27/8) y en el link parece que lo hiciese el viernes pasado (24/8). Algún desajuste interno de WordPress, supongo. Gracias por su apunte.

  3. silver price dijo:

    El exceso de la pesca no sólo reduce la existencias de especies, sean o no objeto de pesca, sino que también causa un fuerte impacto en el ecosistema marino. Más aún, una mala administración sumada a esta actividad le hace perder a la industria pesquera miles de millones de dólares de ingresos potenciales.

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